Una historia de trabajo y resiliencia
Queremos presentarles a Santa Guachiac, lideresa de la cooperativa de tejedoras de Pacutamá y secretaria de la junta directiva de nuestra organización, Yabal Guatemala. Compartió mediante una entrevista parte de su fascinante trayectoria y aquí publicamos unos extractos.
Desde que era una niña, aprendí de mi madre y mi bisabuela. Ellas saben tejer con el telar de cintura. Ese era su trabajo y ellas me enseñaron como hacerlo. Empecé a tejer desde que tenía 8 ó 10 años.
Lo más difícil para mí, eran colores sólidos como los perrajes (el perraje es el chal tradicional de las mujeres en el Altiplano guatemalteco). Cuándo tenía 12 años, mi mamá me enseñó a tejer pequeños animales, como aves, leoncitos y gatos. ¡Me encantaban! (risas) y después empecé a tejer huipiles (blusas tradicionales indígenas) y así fue como aprendí a tejer.
Personalmente, ha sido un poco difícil porque tengo artritis. Hubo un tiempo en donde me enfermé mucho. Estaba en disposición de guiar al grupo, pero no podía tejer. Visité a médicos y busqué distintos tratamientos. No sé cúal funcionó pero fue bastante difícil proveer para mi familia. Ahora estoy en disposición de hacer los dos. Pero ya no puedo tejer de rodillas, tengo que sentarme en una silla o en la cama. Tomo medicina para el dolor cada vez que necesito pero sigo trabajando.
Antes, cuando aún estábamos viviendo en el antiguo lugar (antes de que fuera destruído por el Huracán Stan), señoras venían de aldeas cercanas a la nuestra, buscando huipiles o fajas tejidas. (cinturón que forma parte de la indumentaria). Ellas nos traían el hilo urdido (listo para tejer). Cuando terminamos, nos preguntaba “¿y cuánto es?” Sentíamos como que no podíamos decirles el verdadero precio de nuestro tejido porque no iban a pagarnos. Ellas pagaban lo que querían. No sabíamos que nuestro trabajo tenía un valor.
En el principio de la cooperativa con Yabal, en el 2005 fue donde aprendí a valorar mi trabajo. Hubo muchos cambios. Antes teníamos muchos errores en el telar (risas). Hemos aprendido a usar nuevas herramientas, aprendimos a medir y también a pedir por un precio justo. Yo ni sabía hablar español.
Cuando viene alguien a comprar un tejido, ya no aceptamos cualquier precio, como lo hacíamos antes. Ahora, le hacemos saber a la gente el valor de nuestro tiempo y de nuestro trabajo.
También valoramos el trabajo de nuestras mujeres tejedoras en la comunidad. Antes los hombres no sabían mucho sobre el trabajo que realizamos en el telar. Ahora sí. Ellos ayudan en la casa. Somos lo mismo: hombres y mujeres, la mujer puede hacer el trabajo que los hombres hacen. Los hombres pueden urdir, preparar el temazcal y pueden barrer. Solía haber violencia doméstica pero ya no más, el hecho que tengamos nuestro propio ingreso, hace una diferencia. Tenemos derechos, somos lo mismo y podemos hacer el mismo trabajo. Hemos aprendido a ayudarnos entre nosotros.
Hay muchas cosas que estamos soñando. Estamos intentando hacer un ahorro, para que nuestra ganancia no sea solo para existir y comer. Ahora las mujeres podemos pensar cómo puedo lograr esto. Con mi trabajo, con mis tejidos. Sabemos que somos capaces y es un gran trabajo el que estamos haciendo y queremos hacer mucho más.
Me gusta lo que hago, soy una mujer fuerte y trabajadora. Trabajo duro para proveer a mi familia y para sacarla adelante”.
Yabal, organización sin fines de lucro creada en Quetzaltenango en 2005. Está enfocado en la mujer como clave para el desarrollo de la familia. Proveemos talleres a mujeres emprendedoras de comunidades indígenas en el altiplano occidental guatemalteco para acompañar el desarrollo individual y familiar.
Estos talleres están enfocados en emprendimiento, administración de empresas, liderazgo y seguridad alimentaria. Estamos comprometidas a usar las herramientas del comercio justo y la moda sostenible sean vehículos para el empoderamiento de las mujeres en Guatemala.